Pero esta vez había que conocerla mejor. Y para ello fuimos de mañana, haciendo un recorrido de 60 km, hasta alcanzar los 3980 m, donde nos esperó un sol radiante pero acompañado de fuertes vientos.
Aun así, descendimos con todas nuestras cosas, incluido nuestro almuerzo y el kayak en la espalda. Hasta que después de una corta caminata llegamos al otro lado de la laguna, pero el viento permanecía implacable.
Con mucha dificultad almorzamos y en medio de ese clima frío, armé el kayak y pretendí entrar a las aguas de la laguna pero hasta habían olas que por precaución, desistí en entrar, ya que las aguas se veían muy amenazantes.
A cambio, nos dimos un recorrido por las orillas de la laguna Querococha, hasta tener una magnífica vista de la laguna. De verdad que fue un mini trekking básico pero gratificante. Recuerden que nos gusta ir un poco más allá de lo que los demás logran ir.
Otro punto a tener en cuenta, fue que Jonah y Elías junto a sus primos, disfrutaron bastante el paseo. Inicialmente por el viento estaban un poco incómodos, pero una vez que el viento se calmó, empezaron a jugar duro con todo lo que encontraban. De verdad que era una alegría verlos disfrutar su paseo.
Habían olas todavía, pero eran mucho menores a los de la mañana, hasta que descendí para recoger el kayak, sus accesorios, y demás objetos, y emprendimos el regreso al auto.
En definitiva fue un paseo muy gratificante. Fue la primera vez que vi olas en una laguna. Ninguna hasta ahora había sido tan agitada y turbulenta como Querococha. Pero con la debida precaución se puede hacer un recorrido inolvidable.
Estamos en contacto.
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